La ruptura entre los colonos tejanos, muchos de origen estadounidense, y el gobierno mexicano había estallado el 2 de octubre pasado en la llamada Batalla de González, en realidad una escaramuza que tuvo lugar entre fuerzas tejanas y un destacamento del Ejército Mexicano en esa población.
Durante la colonia y a principios del siglo XIX, el territorio del norte del país estaba poco habitado; el 17 de enero de 1821, el gobierno español concedió a Moisés Austin el permiso para colonizar el territorio de Texas y en 1823, la República Mexicana otorgó una concesión a Esteban Austin, hijo de Moisés, para llevar nuevos colonizadores.
Hacia 1830 había casi veinticinco mil habitantes en Texas, de los cuales nada más tres mil cuatrocientos eran mexicanos y los restantes, estadounidenses, los cuales, en 1831, pidieron al gobierno Federal la separación de Texas de Coahuila.
Cuando en 1835 fue establecido el gobierno conservador, los colonizadores, dirigidos por Samuel Houston, declaran su separación de México; alegan que se ha roto el pacto federal que une a Texas con el resto de la nación mexicana. Los Estados Unidos, aunque se declararán neutrales, nombrarán cuatro cónsules que residirán en Texas y cuyo propósito real será facilitar el desarrollo de la revuelta, la independencia de la provincia y su anexión final.
El 2 de marzo de 1836 harán su declaración de independencia y quince días más tarde adoptarán una Constitución que dispone la esclavitud perpetua; nombrarán presidente de Texas al colono angloamericano David Bumett y como vicepresidente al mexicano Lorenzo de Zavala. En respuesta, la República Mexicana mandará un ejército encabezado por López de Santa Anna para someter a los separatistas. Tras una serie de triunfos para el ejército mexicano, el 21 de abril de 1836 las tropas dirigidas por López de Santa Anna serán derrotadas por las fuerzas de Houston. Preso, Santa Anna ordenará que el ejército mexicano abandone la campaña militar y firmará el tratado de Velasco mediante el cual se terminarán las hostilidades.
Por su parte, el gobierno norteamericano que apoyará militar y económicamente a los separatistas de Texas, se apresurará a reconocer la independencia de Texas. Antonio de Padua Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, aún prisionero de los separatistas, solicitará la intervención del presidente de los Estados Unidos para ser puesto en libertad a cambio de que se cumplan fielmente los convenios firmados. El gobierno de los Estados Unidos intervendrá para su liberación y en febrero de 1837, López de Santa Anna regresará al puerto de Veracruz a bordo de un navío norteamericano, en donde será recibido por sus seguidores.
actividad
sopa de letras:
aprendizajes esperados:
identifica las causas y las consecuencias de las intervenciones extranjeras en México
Karen Alejandra Ramírez Martín 3/B T/V